Y ahí estaba yo... Llegando a un pueblo donde no conocía a nadie, donde corrían rumores de varios asesinatos. Llevaba una sudadera como las que solía usar mi hermano, el cabello agarrado en una coleta y una gran bufanda alrededor del cuello.
Iba algo emocionada, al fin estaba lejos de todo, cuando escuche que algo exploto, asustada detuve el coche y baje a revisar... Una de las llantas había explota. Enojada patee el coche, obviamente me dolió. Me acerque a uno de los arboles y me senté a pensar, tenia dos opciones, la primera: Caminar hasta el pueblo y pedir ayuda y la segunda: Quedarme esperando a que pasara algún auto.
La primera no era una buena idea, pues había malos rumores del pueblo, empezaba a oscurecer y había unas nubes sospechosas que anunciaban lluvia. Y la segunda tampoco era buena idea, pero era mejor.
Me levante y me subí al coche esperando que alguien pasara, justo en eso empezó a llover. Pensé que era buena idea mudarme, pero tenia serias sospechas de que no.
- Maldita suerte - Grite enojada, seguramente el grito se escucho hasta el pueblo...